El valor de una esquela,
el valor de las tumbas,
lo entendí. Ayer.
Salí en tu busca...
y te encontré.
!Tan dulce! ¡Tan mágico!
Cuánto me hubiera gustado ver tus ojos grandes,
tu sonrisa,
tu voz,
tu risa.
Solíamos sentarnos en las escaleras estrechas,
con estrellas.
Una de mis personas favoritas,
quince años sin vida.
Y yo soñando con verte,
en la causalidad,
de la orilla.
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